De teléfono
Nueve minutos cero seis, y luego dirás que eso no es arte. El subidón de la tarde. Suena y dices, que sea. Y es. Y mira tú por dónde, que cambiamos de roles con una sola palmada y de sonrisa como el paso del ayer al mañana. Y mira tú por donde, que yo me fundo en percusiones y tú en actuaciones. Que resulta que nos llamamos, y que ni nos enteramos. Pero lo hicimos, y quebramos. Cuajamos. Divagamos. Que se me va, que se me van los labios y aparece lo blanco. Que se me va, que llega el calor, y muy pronto el verano. Ensayas y estudio. Un e-mail de camino. Una sonrisa por partida doble. Y así, la energía es mayor. Y así, alegría por dos.
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