Veintitrés de junio de dos mil quince
Su madre trabajaba para el Ministerio de Defensa. El rey (con minúsculas basta, señores y señoras), vino un día a conmemorar los nuevos aliados de la patria. Y con una invitación, consiguió entrar.
La patria estaba exaltada.
El vino dejo exhaustos.
Los gritos de canto, decía él, resonaban en las paredes.
La seriedad y la vieja España, resurgían, durante esas horas.
Pero junto a su madre, todo parecía importar menos.
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