Dos capuchas y Margaritas

 “Te agobias tanto en tu momento actual que quieres cerrar ya.

Pero no te das cuenta de que hay una puerta, que si la cierras, cierras el amor de por vida y todo lo que estaba en mente.

Sin dar lugar ni pie a un sentimiento. Lo entierras. Lo callas. Lo ahogas.”

(…)

Nos vimos un 30. Inesperadamente. En el Ártico.

Y acariciaste.

Al día siguiente el pudding nos removió. Y las preguntas seguían. No te atrevías a subir. El qué hacer.

Dos capuchas y Margaritas, llegaron el jueves día 2. Y el beso inesperado. Con las flores de fondo. Y el siguiente beso. Y los chupitos,

de nervios.

Después, llegó la cena de graduación y mi casa. El 7 de Rulo. Subiste. Sentiste. Era siete. Los abrazos, antes y después. El amor, entre sábanas. Sin querer dormir.

Dos días, un miércoles, aparecieron las 4 patitas. Y la cama y las preguntas antes de entrenar o de fotografiar.

El sábado, la hostia. Las calles de Madrid mojadas de madrugada.

Y a la semana los sonidos de tropa, de ojazos, de África. Tu vuelta y una pizza. Un vecino en otra vida. Dos abrazos en la misma. Juntas ante el miedo.

Y ayer, ayer, 26.