Y se tumbó a mi lado en la cama
La única fórmula posible para disolver mi confusión era aceptar que el mundo es, a la fuerza, un lugar confuso.
Cuando me fui, sentí un alivio inmenso, aunque la última mirada de mi primer novio me acompañó a casa, subió conmigo por las escaleras, y se túmbó a mi lado en la cama.
Comentarios