Clases de Farmacología en el bar
Hombre, algo triste sí que es. Y es que te haces demasiadas ilusiones, siempre, no es nada nuevo. No nos sorprende a ninguno de los dos. Pero es lo que hay, eres así, puedes cambiarlo, pero tampoco es que haya que hacerlo, porque tampoco es malo. Todo tiene sus puntos buenos. Y yo, yo te admiro, para qué mentirte. Ahora, como consejo, echa el freno, échalo como pensabas, que en principio no parecía necesario, pero ahora sí, creo que va siendo el momento. Si no te responde no te preocupes, cuando uno tiene interés, lo hace, cuando no lo tiene, no lo sabe. Eres el capitán de la nave. Estás haciendo lo que te apetece, y eso es lo más importante, ¿que luego tienes suerte y sale como querías? perfecto. Tengo el control. Y si no, pues a tirar cohetes por las calles que pasan en Majadahonda, a bañarse sin ducharse y a mojarse sin agua, que las conchas choquen y la orilla del otro país se te acerque hasta que hayas soltado todo y más, atrevido, que eres un atrevido. Olé tu madre. Que por intentarlo, que no quede, ya lo sabes de sobra. Eres mi mejor ejemplo cuando sale el tema, cuando alguien pronuncia esas palabras, siento que puedo fardar y sacar la sonrisa por tenerte ahí, al lado, como ejemplo de todos, como ejemplo de nadie, porque estás ahí pero los del bar no te ven, porque están en el otro nivel,como la Farmacología bien corrobora.
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