Otra historia de Kundera
Se mira al espejo para ser diferente y no parecerse. Constantemente con cara de vicio y puerta cerrada para que no descubran su huida de todo parecido. Me lo cuenta. Y dice que no huele ni dos meses. Si es una prolongación de él, una equivalencia a la historia de Kundera, no quiere que nadie le vea, rice el rizo, nombre al peluquero, y deje los pelos recién cortados en el suelo. Para cambiar luego de autor. Que nadie lo comprenda quiere. Porque hasta ahora, nadie ha entendido estas historias al cien por cien. Porque los pelos en el suelo no tienen sentido, acaso que gires el ojo hacia la derecha y lo veas de punta. Ni otros, ni él mismo, verán la semejanza.Ya se encargará el nuevo mechón de callar al peluquero, ya. Porque no sabe ni lo que dice ni cómo huele la historia, pero sí de cuál está hablando. Porque el cepillo no tiene ganas ahora. Y él, él no quiere cambiar de autor por mucho que el nuevo año empiece.
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