Dónde

recital:
Lavapiés, Madrid
----------- 16 diciembre -----------

Trece horas nos quedan

Que se acumulen las cervezas en la mesa y las puedas dejar ahí. Entrar en casa y quitarte el sujetador para enseñarle todo a las paredes verde fosforito desde que te quedaste. Nada más llegar a casa, enseñarle todo. La nevera ordenada y la pila amontonada, las sábanas dobladas como las dejaste la última vez sin movimiento alguno mas que el que la ventana le ha dado esta mañana para ventilar la sala. Las luces encendidas y tú de pie en el sofá esquivando órdenes para llegar a la cocina y volver cantando con la bocina invitando a comida mejicana mientras VCR estalla los altavoces. Las perchas llenas de pantalones acumulados y las bragas más que usadas en la lavadora mientras el triquitín del teclado invita a aumentar el nivel de sinceridad con estas cuatro paredes. La fruta encima de la mesa y las dos lámparas encendidas mientras el gallo vigila la mirilla de la puerta de entrada para que el incordio no vuelva, para que te sigas sintiendo como tú quieres. Motívame. Los papeles se acumulan sobre la impresora y se confunden con los en sucio. La lámpara naranja vuelve a su origen y el tendedero pierde sus pinzas poquito a poquito cuando se chocan con la puerta. Llego del trabajo y me pongo al día con las cartas que me mandaste antes de ayer. Isla cantó y el diafragma causó ruido en las fotos de la noche anterior. Sábanas por el suelo y cuerpos sobre los cajones. Incienso humeándome y la mesa, la mesa, al centro del salón que se va. Eso sí que es música, dios. Disfrutar dos días, uno solo, uno entero. Y despacio, que sea despacio. Que las cosas tengan su sabor y yo añada los sufijos. Que suene, pero que sea despacio. La imagen se proyecta en las veintiún pulgadas y las teclas se presionan mientras fantaseamos con el verbo follar. Y te noto el pulso femoral. Cuidado con el nervio ciático. Coge todas las partes y sácalas fuera mientras la cerveza se enfría en la terraza por mucho sol que haga. Porque aquí, la temperatura empieza a subir. Y hoy es uno solo. Sí, poco a poco, pero menos rápido. Hoy no es uno entero. El mes toca fondo y tú te metes hasta el fondo. Respírame al oído y siente el espacio básico, y mientras, pongamos que es sábado. Dame satisfacción con quesos y coloca las cosas hasta aparentar que hemos vuelto a como lo dejamos. Pero aparentemos. Aprovechemos que estamos sin nadie más y que ahora te sientes, te encuentras, te tranquilizas, te llevas, me llevas. Y subir la música y no recoger los platos, desenterrar la cama y dejar los pantalones en todas las perchas, cambiar de orden las cosas y llenar la mesa de botellines, confundirte entre cojines, cenar frente a tu película y empezar a escribir el guión hasta que se acabe la canción. Trece horas nos quedan. Nos quedan trece horas para poner la lavadora. ¿Me oyes? Trece horas. Y lo bien que me vienen.

Comentarios

Entradas populares