Cuerdas de tipo
Calzado, siento decirte que los cuadros se tuercen al igual que lo hacemos nosotros, hasta que llega alguien que nos equilibra con el inclinómetro o siquiera con él. No siempre hacen falta cuerdas de tipo Diego. Y es que llega el o la artista y lo coloca en el sitio idóneo de la pared.
Escalo a la escarpia y diviso la pompa del inclinómetro girando y volcando el remache. Llevamos ropas de manitas de esas que a ti tanto te gustan y las flores del marco negro recobran su color, se enredan entre la imagen, y llega el momento en el que ya no hablamos de un equilibrio imposible como tal. Porque quieras que no, es momentáneo. Porque quieras que no, cierro la tapa, coloco el abrigo en mis piernas, y me besas. Atenta.
Y a ti, ¿quién -que no quiénes- te remata?
Y a ti, ¿quién -que no quiénes- te remata?
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