Erre a de i o
“Joder con la blanca y la imagen, joder, joder. ¿Alguna propuesta mejor que el actualizar?”
Hoy has venido mientras estampaba la diastólica y me has deseado una buena mañana. Hoy me he asomado al Ctrl para ver esas alturas y preguntarte las veces que haga falta que si juegas al baloncesto, para ver qué era eso negro que colgaba de tu pelo, para ver esas Converse que caminan a pacientes y suben a presentes. He entrado, preguntando por una tal Alejandra, has mirado, he callado, sonreído, aliviado, “diecisiete”, y el tete, el tete. Silla de ruedas y a la Princesa. Enséñame esos coches con sirena que son menos que ambulancias y más que discrepancias. Háblame durante el drenaje y envuelve de verde el pasillo de lo vivido. Búm búm. Callo. No sale. La encendida música del domingo se ha quedado dentro de mis músculos de mucosa ondulatoria y no han soltado la corchea para crear el plan de la semana. Sonrisa. Te has ido. Últimos cuatro números, guantes, preparando el cajetín, resolviendo el folletín, comprobando el historial, registrando con quién va. Asepsia. Puerta. La abres y la cierras. Preguntas por la catorce. Y esa silla de ruedas, era la tuya. Si es que al final van a tener razón, y lo bueno se hace esperar. Me entretengo y entremezclo. Me toco el pelo. Prisas y sin ganas de cerrar. Y no salió el ‘dirás’. Siguen las ondulaciones. Cierra. Marcha. Sube. En camilla.
¿Y qué hago yo sin hablarte de la radio?
¿Y qué hago yo sin hablarte de la radio?
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