La puta pierna nerviosa
No sé cómo te sientes ni si te atreves a dar el paso: entrar por la puerta y levantar la barbilla con tu propia mano para afrontar la situación y saludar de antemano antes de que los de la barra lancen la mirada hacia tu cara desamparada. El country de fondo y yo moviendo la pierna de esa manera que me pone tan nerviosa cuando los otros lo hacen. Con el botellín en la mano, en pleno Malasaña, de pie, mirando, aguantando tu mirada y su barbilla. Que tus ojos no dicen lo mismo y tus teclas han decidido escribir lo contrario para enfrentarte al adversario, cambiar de rumbo o no, mantener la puerta del bar abierto o siquiera entrar en él. Escuchar la oda a la incineración de Cash o ver una película con Maro antes de que la hora de dormir llegue y yo empiece mi turno en la sexta a. Pero deja que encienda las luces y te salude antes de que me veas de pie en la barra, deja que te sorprenda con el saludo y me adelante a tu barbilla para subir un poco la boca y estamparla en la mirilla. Recogerte el pelo y liarlo con mi trenza para que, este sábado, los dos pelos asistan al teatro, para que mi trenza, invite al tuyo al teatro.
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