Dónde

recital:
Lavapiés, Madrid
----------- 16 diciembre -----------

A la renuncia de tus decires, a los pensares de los míos

Ahora que se ha ido mi jefe aprovecho para escribir la carta de renuncia. Me hablas de saltar al otro extremo del territorio español e ir a Palma para cogerme los dedos y mojarlos en agua. Te hablo de Alemania y me frunces el ceño insistiendo con los dedos y su agua. Cambiar de idea orientas, estipular la flojera, apunto. Enciendo a Billie y la nariz del Gussiluz se asoma para firmarme los dos albaranes de las visitas guiadas. Esta noche. Me debato entre los invitados pero aclaro que el sombrero de paja permanece donde lo dejé. Volará a la isla y conocerá el sexo. El permanente del jueves se quedó en la parte dorsal de mi brazo izquierdo y no se borró hasta ayer. Separo la manga de la chaqueta bordada de coderas marrones y ahí no está. Pero sí en el hemisferio cerebral donde la base del recordar, temporal, lóbulo, temporal, está. Hipocampo. Trasládame y enseñáme el ninonino. ¿Qué dices? Para campo el que vas a conocer en el mes de las cinco letras. Déjate de chorradas técnicas y llévame a los días de motocicleta por las calas, echa el freno y alquila la bici más francesa de toda la isla, piérdete entre las plantas secas y mójame entre ellas. Asoma la cabeza y siente los apellidos de la adrenalina mientras los bailarines de Billie recuerdan a Pinzitas en tu cama. Renuncia al esperar: cógete el avión y pilótalo tú, decide tú el destino, decide tú la bicicleta francesa, decide tú la música, tu música, tu viaje, tu actriz de la película y tu actor de la realidad, decide entre la cala de Capdepera o las calles bohemias de Godin cuando aspiraba las pajitas con la boca al andar. Saluda a las casas blancas y fija la vista en los recorridos góticos mientras te pierdes con las fotos y hueles a ensaimadas con tu vaso de leche, ese vaso de leche que sólo se atribuye a una persona como tú. Recorre los parajes de tu madre con la misma edad y cambia la historia para pintarla en su primera etapa, que la segunda, la segunda se la dejamos a Berlín. ¡Eh!, decide, tú, sí, tú.

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