Yo me voy con el sombrero de paja
Busco a unas dos patas amante de los gorros de paja. Calas de agua verde me han dicho en la comida que subirán a verme. No me gusta andar detrás de la gente sino ser independiente, organizo viajes y la gente se anima o se queda a los pies del transportín que a mí sí me coge y me lleva hasta allí. ¿Te quieres venir? Cúrratelo. Yo ya te he dicho el precio y no enseño los pechos. ¿Por qué tanta gente dice que sí y no hace nada por llegar hasta él? ¡pero mira que es triste!. Yo, hablo de mí, yo, me voy a las calas de Mallorca, alquilo la bicicleta y juego a Lucía y el sexo con Susana y el pecho. No espero más de una semana por coger un viaje a Alemania y que tú te ancles sin hacer nada. Coño, espabila. Búscate la vida, coge el alojamiento y que no te den todo hecho. Sí sí, claro, te encanta viajar. Lo veo. Viajar sin depender es viajar, depender es someterse a uno más. Si te animas clickea y sácate el vuelo, arropa la tarjeta de embarque de aquí a una semana y hazlo por ti sin tenerme en cuenta a mí, que sola o con leche, me llevo el sombrero de paja. Ropa blanca, pantalón hippie, paja, cala, azul a lo lejos, catedral gótica, verde, camiseta de tirantes blanca, cerves por los bancos y la toalla al sol en la playa del Arenal, total, Pascual, total.
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