Y si la imaginación me engaña

Y me quedo esperando hoy. Aunque, quizás, ayer te tocó a ti. Y sonrío y divago entre pilares no sostenidos, entre tallos de flores no identificados. Porque me gustan los tallos y tú los buscas. Y sonrío, porque somos de horas diferentes pero buscamos el acuerdo equidistante, flotante. A mitad de la mirada te quedaste, al doblar la esquina me planté. Pero luego, luego canté, hombre que si canté. Y me asomo por la puerta del fondo y se ha quedado negro. Lo muevo. Busco el naranja y el pétalo ha llegado, porque la primavera, me lanza el dado. Y me quedo esperando. Seremos de horas diferentes, buscaremos pivotes de almizcle; por su untuosidad y aroma, punto,  y coma. El santo no es de espíritu sin el llanto. El llanto no está entre los nombrados. Pero sí el dado. Y sonrío porque te imagino buscando lo naranja a la misma hora, pero en el día de ayer. Y si la imaginación me engaña, me quedo con la media mirada.