Dónde

recital:
Lavapiés, Madrid
----------- 16 diciembre -----------

El grito mudo

Subimos por Preciados y nos confundimos entre gritos. El corazón cacerolaba y la pancarta retumbaba. Las rayas se quedaron con las cañas, el cuello largo con el transporte, las dos piernas largas me acompañaron, la mirada atenta me guió. No recibí respuesta en todo el día, hasta que el violín me despierta por la mañana y las ropas vuelven a su maleta como un día salieron de ella. Se amontonaba en el movimiento y se fundía con sus olores, explicaba la esquizofrenia del pensamiento, defendía el huerto. Por su parte, el celo quiso cruzar en dos la boca, pero se quedó corto y sostuvo el gorro de papel; el grito mudo lo hacía sin él. Pegaba fuerte, había sudor, había ganas, había nostalgia. Dos gorros con la mirada atenta, un micrófono con ánimos, un micrófono con esperanzas. Gritos contra ella y su desfiguración tapando el suelo de la Gran Vía, taponando el tráfico, dando la vuelta a La Cibeles, haciendo sentadas. Y nos dimos la vuelta, pusimos la mano en la nuca, de rodillas, y miramos hacia el otro lado. Nos captaron. Y nuestra cabeza se bajó. Miró hacia Atocha, se quedó taponada, se quedó en Neptuno, tembló con las huellas de la Villa, con las pecas de tu pelo, con los mensajes de recuerdo.

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