Estéis ahí, viéndome

Supongo que levantarte con el mando en la mano derecha, la luz azul al fondo, y los carteles en lo alto, escuchando lo que más te gusta oír en ese momento, es una buena manera de empezar el día. La gente te escribe por e-milio y te anima con las fuerzas que a veces de ti no salen. La gente, llega de repente. Y se sube el volumen (algunos se sorprenderán por una palabra tan usada aquí; otros, los ya veteranos, sabrán que esto siempre habla de melomanía), y el desorden desaparece cuando recibo tres e-milios tuyos, uno suyo, uno mío, uno de ella, uno de él, uno de todos nosotros, otro, por vosotros. Y la fruta se quita la monda en la cocina, Julia, sale por propio pie para enseñarme sus fotos, la pizarra espera las nuevas órdenes, y las fuerzas agradecen que al abrir la ventana, estéis ahí, viéndome.

Hay cuatro tipos de miradas, por si no lo sabíais. Andaduras ajenas abre pronto. Y yo, pertenezca a una o a otra, os agradezco que estéis ahí. Porque la fotografía se mezcla con la salud de la revolución y la canción del oído, el amor del mes, y el cuero de niños. Las once, marca el reloj. Buenos días, despertador.