Después del test

Se me hace un nudo en la garganta. Si él soy yo, quién eres tú. Tal vez salga el sol ensuciando la escalera de embarque y ni embarquemos en este viaje. Aparece ele de jota. Y se suma un gusto al asunto dejando de lado la costa griega. Imagínate sin ojos, a ver por dónde entra la luz. Te subiré a un bote entre islas y te joderé viva. Vendrás a verme y a quererme, estaremos en mi piso en desuso y sacaremos provecho al dicho, bicho. Como prometimos en Berlín, en París, allí. Yo me conecto y tú no estás, yo te veo, y te asomas entre cremalleras, teniendo en la tráquea toda la matriz del día veintisiete; destete. Los padres se alteran, no conocen. El ex-novio cambia de camiseta y me regala a mí las flores. La piel se muda y tú sabes a dónde; yo, no. Yo me conecto y no estás. Tú te conectas y no estoy. Nos vemos en el bote y suena el despertador, pasión. Vuelve a mí y un diez de diecinueve se entremete, chorradas, chorradas desvariadas. Y no hay ventana por abrir, o al menos a la altura del metro de Bilbao. El ratón gira a la izquierda y se mueve, el arroz tailandés se queda frío, el queso griego sabe a poco, me come todo. Desde el sábado hasta el martes pasando por el inicio, creando la nueva enciclopedia, planteándonos un uso mejor de los ahorros de entonces. Y entonces, ¿cómo acaba esto?

Dame la respuesta después del test.