De estilos

De verdad. Son sólo unas hortalizas más. Me dijiste que te pusiste nervioso cuando viste que apareció entre la solapa. Estabas tranquilamente editando esas páginas a las que siempre dedicas tanto tiempo, esas páginas que te aíslan del resto, que me ponen nerviosa y me sacan de quicio. Y te empezó a temblar el pecho, como en las películas de Weith. Estaba la llama de fuego y alambre que construyó tu amiga en la mesa, decorándola, pero ya ni te iluminaba la cara. Os conocisteis por casualidad, porque se te ocurrió ir, sin más. Al final de la noche acabaste confirmando mis sospechas. Y te tiraste, más tiempo de lo habitual en ti, viendo vídeos de música de estilos que ni se acercaban a los tuyos. Traspasaste la barrera por un momento, aunque sólo fuera en tu mente, inconscientemente. Y tecleabas lo que sentías, algo aturdido. Sabías que no tenía tejido. Y quizás, quizás por eso, aún te gustaba más. Duró unos segundos, ya no sé si seguirá como tal.