Rasgos de escritura
Estar desempaquetando y acercar el zoom por topería mientras se suma el viento. Deshacer no sería lo mismo sin él. Sería aún peor de lo que ya puede ser. Y abro la despensa y estudio la situación: aceitunas con anchoas algún día en el salón. Aceitunas. Conversaciones aceituniles. La lista de la compra habla de pimientos para el couscous de La Alberca a cuatro ruedas. Música para viajar de fondo, poco a poco, sin meter todo en la habitación; dejémoslo en el salón. Y aparecen dos huellas en los archivos recibidos. ¿Maldad y perversidad en esas letras? Estaba ciega. Y ahora los replanteo y los formateo, los analizo, los discuto. Y es dos de agosto y es weather with you lo que se canta a estas alturas. Congoja coja. Porque creo que he hecho bien en callarme… no, no lo creo... no estoy segura...Aquí, nada es seguro. En esta casa, no me siento así. Me gusta expresarme, me gusta enfrentarme. Pero aquí, aquí nada es seguro. Aparezco cuando desaparezco. O eso me dijo Strauss. Hoy, tiro ese cepillo de dientes. No estamos aquí para otra cosa. Y hoy, creo que veo los rasgos de escritura maternales en mí. Porque al fin y al cabo, no estamos aquí para otra cosa.
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