Las cifras insignificantes
Creo que me lo dijiste, pero se me olvidó. Creo que me lo contaste, pero se quedó en el aire: era mejor olvidar ese dato y escribir desde el pasado. No hay edades en él. No hay números que concuerden con la caña grande del videoclip grabado. La cesta de patatas fritas y embutido fruncen y enfocan los ojos, asintiendo ahora que han vuelto a ver el año en el que naciste. Y sonrío, ingenua de mí. Me echas dos más; ellos, unos seis. Y sonrío, espabilada diría. Porque me meto las edades por el mismo sitio por donde se nace.
Comentarios