Como los perros a la lata
Y me pongo nerviosa. Y no recibo respuestas. No quiero volver a intereses que hablaban de nada; que en realidad, era arte. Fingido, todo fingido. Y me da miedo, porque enganchas. Y me da miedo, porque atrapas. Y precisamente, es difícil no respirarte alrededor. Y lo oigo, cuando no me imaginaba que, precisamente, fueras tú. Y lo eres. Y no se necesita otra cosa más que el querer hacerlo. Y me dice la frase, y no sé si lloro por esto por aquello. Y me pierdo entre calles pero siempre está ahí la silla, sirviendo, perdida. Entregarse para volver a sufrir. No estoy preparada, o tal vez sí. Y mientras, escribo de otras personas, y mientras, me entretengo con acciones teatrales y expresiones corporales. Arte que parece mostrar interés pero que se invade si me dedico a él. Como los perros a la lata. No estoy preparada para pasarlo mal. No estoy preparada para entregarme. Y si lo estoy, el tacto hace uso de esto. No estoy preparada, o tal vez sí.
Dime...
Dime que sí.
Dime que sí.
Dime que sí.
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