Jondo
¿Me puedes decir una cosa? No, en serio, es que todavía no me ha quedado claro. ¿Cómo coño puedes ser tan sexy? ¿Te chutas venas de arte e iluminación en ese pelo?
¿Quién te ha enseñado a sostener así el equipo? ¿De dónde sale la introducción? ¿Qué destrucción ni qué destrucción? Porque te veo, meses después, y la cosa cambia, a más, aumenta, a menos, que te echo de menos. Que se nace con arte si hablamos de ti, que no es equiparable a la manera de sostener, de innovar, de rojear. Te busco y no apareces, y echo de menos tus proposiciones, cuando me hablabas de tertulias con cafés de medianoche, cuando las campañas se perdían mientras tú jugabas a ilusionarte con mentes pensantes ajenas a las nuestras. Y no lo supe apreciar ni tú tampoco, y te escribí al tiempo y respondiste al poco, y me invitaste con disfraces, me perdiste entre luces, me llevaste al fondo, me enseñaste lo hondo. Jondo. Apasionantemente viviendo. Soria jodiendo. Imaginando, aspirando, volando. Porque no sé si los disfraces se atreverán a dar el paso, pero las luces, me perderán, haz caso. Que no, que no paso.
Comentarios