Los tres días de diferencia
Y yo, sigo repitiéndome, y yo, sigo mientras estudiando ruso, atendiendo a las lecciones como una ilusa (bien o malparada, no sabemos aún). Y tú, no sabes si romper la regla de los tres días de diferencia. Y he aquí el peor enemigo del idioma más difícil, la respiración del miedo, con sus escalofríos en los alvéolos, y sus dudas en los capilares.
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