Amarres
No quiero llorar. Ni siempre ni nunca. ¿La cuarta vez? Creo que es. Sí, cuatro. Veces. Pasar el agua y que haya dos barcos. Y el agua pasando. Asimilando la imagen. A veces amarrados entre sí, otras algo menos. Y diferentes patos que se suben al barco. Que te animan a pasar el tiempo de otra manera cuando el amarre se desvanece. No crece. Pasa el tiempo y esto se aplana. Hasta que, quién sabe, si decrece. Si resucita, si fallece. Si resucita, fallece, y muere.
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