Dentro de ella
Qué paradójico es que teclee caña y el móvil ponga en su lugar, una cama. Qué paradójico es que siempre hablemos de las veintitrés treinta y cinco horas, con un antes, y sin un después. Que se enciendan los motores y la clavija naranja cante al son de la lámpara circular, que sus luces, se reflejen en el espejo de un metro y medio, y la sombra acabe en su lado derecho, para reflejar el izquierdo. Que los altavoces varíen su altura, que la mesa se inunde de baratijas, sin tener en cuenta ni el cómo ni el por qué, sino el con quién y para qué. El sobre blanco, en el primer cajón. Los papeles del suelo, desmotivados sin colocación. Tu cuarto hecho una perrera, el mío sin perras de por medio. Tres custodiando la puerta, dos soñando dentro de ella.
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