A la vida huida

Ficciones. Tú que me hablas porque sí con excusas que sirven en vano, porque lo metes en un cajón tú también. Tú que me escribes sobre montañas cambiadas. Tú que me das acordes profundos. Tú que suenas como en París. Día subrreal que puede dañar. Hablando cuando no debería. Estudiando de por vida. Aprendiendo, bajo la vida. Atada a una santa y puta voz, donde la música la envuelve para meterse en las agallas del que esconde. Del que se esconde. Del que no afronta. Del que no piensa. Del que se queda mirando desde la parada del autobús al bar de la esquina, a las escaleras del puente, a los tres meses pre-navideños, a la vida huida.