Pero yo, no las tiro
Dios mío, y encuentro tus cosas entre las mías. Dios mío, no me llames. Que hoy suena la guitarra y tú diciendo eso, mientras yo ordeno y ordeno, coloco, encasillo, hablo como ella, suspiro fingido. Me hace gracia cómo lo cuento, me hace gracia cómo el reflejo empuja al espejo, mientras otras personas, no se encuentran consigo. Conmigo.
Pero yo, no las tiro. Porque se quedan,
conmigo.
Comentarios