Jugar con el por qué
¿Y qué quieres que haga, si es lo mismo de siempre?
Sí, sabíamos que iba a pasar. Sabíamos que esto al menos, no tendría un final. O al menos, no próximo. Y es aquí sabes, donde cogemos el toro por los cuernos, crecemos a base de hostias, hasta hacernos independientes, de él, de ella, de ellos, de ellas, pero no de nosotros. Porque el pulgar es lo que queda. Da igual las bañeras, da igual el CD del árbol, da igual todo, menos tú y tu mismidad. Ajá.
Porque la caja a veces, acaba convirtiéndose en una de hierro.
Lo mejor, es que tú sabes el por qué.
Y puedes
jugar con él.
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