A las cuatro torres
Que te cuente y que me cuentes. Él se recorre los pasillos, les acompaña después de la operación, les explica, les hace sonreír, y ante todo, sonríe él, por ti, por mí, y por todos vosotros y nosotros. Les explica en qué consiste, se asegura de que lo entienden. Mira por la ventana, cuando por fin saca diez minutos para beberse el colacao a sorbo sediento, y sonríe a las cuatro torres. Porque es lo suyo. O al menos ahora lo siente así. Muchas vueltas, puede dar todo muchas vueltas. Pero me mira, y me dice, pasará lo que tenga que pasar, pero yo sólo te puedo hablar de ahora, y el ahora, me gusta, me vuelve loco, me anima, me engrandece.
Y él, crece.
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