En el bulevar de los sueños rotos
Y sentarse donde un día me senté contigo no es fácil. Tus canciones. Hueles a Sabina. Y a las cuatro horas, acabo en un bar de Huertas oyéndole de nuevo. ¿Casualidades de la vida? ¿O causalidades? Las cien mentiras. Tú y ella. Ella y yo. De todo menos tú y yo. Años después. Te tapas la cara de vergüenza, como siempre. Huyendo. Sin afrontar. Pero esta vez, contestando como si contestaras, pero esta vez, con una carpeta roja. Cambio. Y el pasado se choca sin quererlo (o sí) con mis narices. ¿Dónde estás? En el bulevar de los sueños rotos.
Porque ya me defraudaste una vez, pero no sé si puedo estar esperando a que me defraudes otra vez. Porque al menos, así es como pinta la cosa.
- No fuerces lo que ya está apagado. Déjala.
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