Dónde

recital:
Lavapiés, Madrid
----------- 16 diciembre -----------

Los encuentros que nos esperan

Cuatro minutos cuarenta y uno. Y un año y seis meses más tarde. Y tú allí. Y yo también. Las cervezas en el cuerpo estampadas a la reja. La librería de segunda mano y Dostoievski en ella. Juntándonos con él, entre libros. El parque con los dos pobres, nuestras conversaciones abiertas con ellos. La ambulancia que suena. Se acerca. Las escaleras cerca de uno de tus montes, y la ciudad al fondo. Un parque donde nos asustamos. Un sentirse a gusto en diferentes partes del mundo. Un turismo acompañado. El parque del barrio. La pinza del bar. Mis mallas para ti, porque me marcaron, como tú. Tu hoja de tu cuaderno conmigo. Las cartas compartidas. Los besos plasmados. Berlín en la mano. A los días de albergarme. Coincidencias impresionantes. Nos juntó la vida. Nos juntó. La sonrisa. La gran sonrisa. Todo lo compartido. El día a día. La alegría de tenerte. La alegría de darme. De entregarme. Los fluorescentes bajo la cama. Los ojos tapados. La cama doble. La sencilla con el edredón. Y cierro el pestillo, y abro la ventana. Porque tú ves el mismo cielo que yo. Porque vemos tantas cosas. Porque compartimos muchas otras. Porque has sido. Porque eres. Porque serás. Porque cada vez será más fácil. Y porque pasará si tiene que volver a pasar. Porque vuelves a nuestra ciudad. Porque yo estaré al otro lado. Mi primera actuación ante tus ojos. Las palabras compartidas. La familia que es tuya. Las visitas por Madrid. La discoteca de la noche. El sofá de cuatro. Los calcetines vistos. Y esto es un vicio. Y eres un vicio. Y yo una adicta a ti. Y has estado en dos años fundamentales de mi vida. Y estas palabras no se quedan aquí. Se graban dentro, como muchas otras. Tu música. Tu carpeta para ti. Las fotos ocultas. Las fotos algo menos ocultas. Los eventos y las risas. Las conversaciones lejanas y no por ello más cercanas que con el de al lado. Tu presencia en tres momentos alargados. En tres ciudades. Una historia digna. Una historia impresionante. Tu humo. Tu reproductor de vinilos. Quítame las gafas. Tu gente. Algo menos mi gente. Las confusiones. Y a cambio, las comprensiones. Lo vivido. Lo sentido. Lo no forzado. Lo no extinguido. Lo conseguido. Las montañas de allí. Las veinticuatro horas sin dormir. Las fotografías. El anfiteatro. Los viajes en coche. Las cervezas en la mano. El retrovisor. Tus gafas de John Lennon. Las piernas cruzadas en el parque. Los helados. Las fotos que guardo y tú sin saberlo. Los besos que nos quedan. Los encuentros que nos esperan.

Y un Lunettes para ti.

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