Un dos y un siete
Ahora mismo estarás dando toques al balón, pom, pom. Tarde embriagada, mañana madrugada, curso arriba, paso abajo. Cuesta arriba. La bajamos. Siesta que no siesta. Pausa que no se para. Avanza y avanza. No iraníes, sí italianos. Cógeme. Nos vamos. Roscas de sabor, de condición, y cultura. Unas paredes rojas. Unos pósters sin altura. Taburetes de madera. Cervezas de color. Un frío que te cagas. En Madrid sin condición. No hay tiempo. Aquí, no hay tiempo. Porque no hay nada eterno. Ni contado. Ni establecido. Vamos. Seguimos. Enciéndemelo, se ha vuelto a apagar. Dale más mecha, y dime si hay un quizás. Méteme en la trastienda de la exposición, dime si aquí hay un son. Perderse entre las calles, ignorar los autobuses, el cansancio, y el peso.
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