Trueques
Y ella me pregunta por ese autor. Y te leo, y mi cabeza se mueve entre mi mesa: ahí lo tengo. Tal vez lo tengas ya. Tal vez te lo hayas leído ya. Pero, ¿y qué más da? Una garganta mal atada, mal atendida. Anestesiada. Unos días revolucionarios, y no menos, intensos. Y una portada mezclada de morado, azules, y negro. El negro. Pero qué bien que te sienta el negro, coño.
Casualidades de manteles. Ahí estaba. Para ti.
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