Noche de autorrealización
Quedarse emplacada en la silla de ruedas, escuchando a Renan. A las siete y cincuenta y uno de la madrugada, se me cierran los ojos. Y me encanta. Esa sensación de estar ya casi en la granja. Y me encanta, el haber trabajado. El saber que lo consigo. Y el conseguirlo. El meterme en la cama con ese edredón reblando, protestando a gritos por los recortes de estos putos santos. Sentirme bien. Escuchar Francia. Tomar tus croissants de miel. Y acostarme, con la mente, bien tranquila y alegre.
Y acostarme, con la mente, bien alegre.
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