Oración pagana, y felicidad
Como si de una serie de sucesos inesperados se tratase, llegó África.
Y salió el baile real en el cuarto, en el espejo del
pasillo, en la sonrisa de la familia a la cocina.
El dibujo de la izquierda: sus rizos. La vaca, flaca, como
allí.
El dibujo de arriba: los niños de fondo negro. La sonrisa
blanca y pura. Como la mía.
Porque, parece, que realmente, puedo llorar de felicidad
cuando veo que empiezo a tocar África como cuando lo deseé con trece años. Porque,
parece, que este va a ser otro año intensamente grande.
Y no hablo de ñoñerías.
Y hablo de vida.
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