Gris y cuatro ruedas
Al final no me quedó claro si querías pipas o no en tu bar.
Pero sí la sensación de estar a gusto. De mirar la hora y ver que también te has despertado tú (qué mierda, y a veces no tanto, pueden ser las tecnologías).
Me he vuelto a meter el dedo en el ojo. Y me vuelve a picar. No he dormido mucho, pero me da igual.
Que me quiten lo bailado.
A las cinco de la madrugada.
A las doce y media de la mañana.
Comentarios