Ombligos
Y de repente,
llegó la primavera, y de repente con ella los 17° a principios de febrero
Y de repente estábamos con la música dentro
y
fuera
Y de repente, la música
nos recorría, corría, y vivía. En directo, a lo directo.
Y era la única persona que sentía. La pared me lo gritaba en mayúsculas, ahí, en la sala, tal cual,
bien alto.
Y la gente, conocida, nos veía sentirnos.
Los andenes de Ministerios nos veían querernos.
Y me dijo que todavía no me había sentido: así que me metió los dedos.
Cuatro Caminos gritaba que eso era amor.
Nuestros caminos, se habían encontrado.
Y hasta el gimnasio más pijo nos parecía bonito, los tallarines, entraban bailando y sin frío, los miedos, salían, y todo paseo se hacía corto. La policía, nos dejaba querernos, y la hora,
perdía toda responsabilidad. Las camas,
nos recordaban que seguíamos pensándonos.
Nuestros caminos,
se habían encontrado.
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